Alberto Bueno, uno de los refuerzos del Rayo Vallecano para la nueva
temporada, nació en 1988. Tiene 25 años, lo que corresponde a un cuarto de
siglo, y está en los mejores años de su juventud. En el fútbol, sin embargo, 25
años de idas e venidas entre Segunda y Segunda B corresponden a un recorrido
demasiado largo y doloroso, una vida entera, al que el Elche puso fin en mayo
ultimo, cuando sus jugadores lograron el ascenso a Primera División a falta de
cuatro jornadas para concluir la liga. Es precisamente contra el nuevo equipo de
Bueno que, este lunes, los franjiverdes celebran el regreso a los grandes
palcos.
Los Bukaneros ya anunciaron que harán huelga de
animación hasta el minuto 24 como medida de protesta por los horarios que han
sido fijados para los dos primeros partidos del Rayo en Vallecas, pero tanto
Paco Jémez como Fran Escribá quieren a sus equipos concentradísimos desde el
saque inicial. Y es que en 2013/2014 los dos entrenadores se juegan objetivos
muy importantes, aunque diferentes: el Rayo aspira a consolidarse como equipo
de media tabla, huir de una vez por todas de la aflictiva lucha en lo bajo de
la clasificación y, quien sabe, llegar a puestos europeos, mientras que el
Elche busca conquistar puntos suficientes para garantizar la permanencia en la
Liga a la que tanto le costó volver.
Para eso, ambos equipos se plagaron de caras nuevas,
reforzándose de una forma aparentemente competente y racional, cubriendo las
posiciones más desfalcadas tras las típicas salidas de final de época, y no
cometiendo excesos o locuras, manejando pues de forma consciente los bajos
presupuestos que poseen.
El partido se prevé por eso equilibrado, dadas las
circunstancias de renovación en la plantilla rayista y de los nervios de
debutante del Elche, y donde la única ventaja realmente visible es el factor
casa: Vallecas siempre es infernal y la fuerza de los aficionados franjirrojos
es el motor que empuja al equipo para la portería contraria.
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